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No hay duda de cuán intensa es la situación entre China y los EE. UU. a partir de ahora.
Algunas personas incluso han deducido que esto es una guerra fría, una nueva, y hay una razón detrás de esto.
En una conferencia de prensa reciente, el presidente Trump había hablado de tener la prueba definitiva de que el COVID-19 se originó en un laboratorio en Wuhan.
Había advertido a China que si los compatriotas estadounidenses se daban cuenta de que todo esto era un ataque intencional, las repercusiones serían fatales.
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Sin embargo, no ha habido ningún dato respaldado científicamente que les permita culpar a China en general.
Sorprendentemente, los resultados hasta ahora han demostrado ser tales que el virus no fue creado por el hombre en absoluto.
Esto tiene mucho que ver con la psicología, dicen algunos investigadores.
Las grandes cosas surgen de hechos muy escasos, las palabras y las acciones se exageran y, con el tiempo, se cree que son ciertas.
Este podría ser el caso aquí. O no. Pronto lo sabríamos.
Después de todo lo que sucedió, la administración Trump ahora se está asegurando de que las pautas de visa para los reporteros y periodistas chinos sean más rígidas que nunca.
Según se informa, las visas chinas se limitarán a solo 3 meses. Podría extender su visa, pero este sistema no se suponía que debía aplicarse antes.
Sin embargo, estas reglas no se aplican a los reporteros de Macao y Hong Kong porque son semiautónomos.
La Administración tiene previsto aplicar esta política a partir del lunes, como represalia por el periodismo independiente chino.
Porque en marzo, China había hablado de expulsar a todos los periodistas estadounidenses de 3 organizaciones de noticias absolutamente importantes fuera de su país.Cuota: